por qué la moda es el arte del Siglo XXI
La pregunta no es si la moda es o no un arte, la cuestión es por qué se continúa peleando contra esa verdad. La respuesta es simple, el historiador Pablo Pena González aclaró que la moda no ha conseguido reconocerse como objeto o medio artístico por motivos complementarios. Por ejemplo, la Historia del Arte, como
La pregunta no es si la moda es o no un arte, la cuestión es por qué se continúa peleando contra esa verdad. La respuesta es simple, el historiador Pablo Pena González aclaró que la moda no ha conseguido reconocerse como objeto o medio artístico por motivos complementarios. Por ejemplo, la Historia del Arte, como una rama independiente, nació en la edad contemporánea en el siglo XIX a partir de la perspectiva masculina. Los hombres, que son precisamente esa mitad de la humanidad que decidió renunciar a la brillantez de la indumentaria y convertirla en un atributo femenino, consideraron la moda como un sustantivo peyorativo, cosas de mujeres.
Partiendo de ese momento podemos comenzar a indagar en varios hechos y rasgos de la moda para comprobar que se trata de una expresión artística en formas distintas a las convencionales que no se admiran ni se cuelgan en un museo, sino que se portan sobre un lienzo móvil y viviente: el cuerpo.
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La moda es el arte en un escaparate
Además de querer hacer hincapié en lo que la moda significa y representa, muchos diseñadores y otros eslabones de esta gran cadena sólo intentan ocupar el lugar que se merecen en el mundo de las artes. Para Valerie Steel, directora del Fashion Institute of Technology, en Nueva York, no existe duda alguna sobre cómo la moda y sus expositores han formado parte de un gran escaparte de colecciones excelsas que no hacen más que expresar algo. Por lo tanto, tal y como se define al arte como una forma de expresión, la moda también lo es.
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La moda es el performance de mayor estética en el mundo del arte
Giorgio Armani coincide con todos aquellos que hablan de la moda como una perspectiva artística, pues él confirma que la relación entre ambos universos
—moda y arte
— es extremadamente estrecha. Ambos son medios de expresión de gran potencia que no solamente crean objetos bellos, sino que también son capaces de emocionar. La industria de la confección se centra en la creatividad, por eso mismo se convierte en un espejo social y cultural que connota algún sentimiento o comunica alguna idea.
Marina Abramovic, la máxima exponente del performance coincide con la idea de la moda como una forma artística, pues cree que en este mundo también existen grandes revolucionarios que, a través de las artes aplicadas, destacan la estética sobre el ser humano como ninguna otra rama del arte lo hace
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Los procesos de la industria de la moda son los que la transforman en arte
Por otro lado, tampoco hay que divinizar al arte, pues muchas veces se trata de pinturas, esculturas o cualquier otro objeto que puntualiza como una pieza bella, como lo explicó Pilar Pasamontes, vicepresidenta del ModaFAD en Barcelona. Sin embargo, los procesos mediante los cuales un lienzo llega a ser una obra de arte son concienzudamente una forma de expresión menor o mayor que transforma la materia prima en talento e influencia. La tejeduría, orfebrería, encajes, bordados, incrustados o marroquinería son los vínculos que conectan a la moda y el arte como una extensión de la otra.
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La haute couture redefinió la confección para convertirla en arte
Además de un gran trabajo de diseño detrás, delante de todo lo que conocemos como moda están las invaluables personalidades que transformaron la confección y la costura en el mayor reconocimiento artístico de la moda: la haute couture. Yves Saint Laurent se colocó como el mayor artista contemporáneo del diseño en Francia, mismo que se concentró en crear por y para la industria de la moda. Podría decirse que él fue quien retomó el aesthetic dress en pleno siglo XXI.
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Este movimiento surgió a mediados del siglo XIX y consistía en exigir
el reconocimiento artístico de hilanderos, bordadores y otros oficios implicados en la confección de las prendas victorianas que reproducían en sus obras. Lamentablemente, los prerrafaelitas no lo consiguieron, sin embargo, otros diseñadores continuaron luchando por hacer valer su trabajo y algunos como Charles Frederick Worth lograron pasar de ser artesanos anónimos a artistas sublimes.
Esta consolidación no llegó hasta el siglo XX, misma época en la que las colaboraciones entre artistas famosos y diseñadores sonados comenzaron a convertirse en colecciones excepcionales que redefinieron la historia de la moda, dándole un giro inverosímil a la haute couture.
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La moda no se difumina como lo ha hecho el arte conceptual
Para muchos, esta etapa del arte se trató de una oportunidad para dejar de atar su creatividad a un mecánico y cuadrado canon estético, mientras que para otros, el arte conceptual terminó por resquebrajar lo poco que se salvaba dentro de este medio de expresión. Para la moda fue un parteaguas con el que se consolidó como una sublime representación de la esencia cultural, la estética y el trabajo de confección.
Hoy que los límites de lo que se considera arte se difuminan con tanta facilidad, la moda se acerca cada vez más a una forma de expresión que, además de tener claridad en sus objetivos, retroalimenta la belleza. Por otro lado y como uno de los puntos que tanto se juzgan sobre la moda, ambos estratos
—moda y arte
— se comercializan, por lo que ninguna se trata de una simple industria mecánica.
Si bien la industria textil se involucra en todo el proceso de crear arte en diseños portables, la comercialización es parte de la posibilidad de admirar cada diseño sobre alguien que termine por darle sentido y vida a una pieza.
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Finalmente, no es tan complicado discernir entre el fast fashion, la moda y su implicación en el arte, basta con repasar el trabajo de artistas como Balenciaga, a quien se le considera el máximo exponente de la alta costura. Este diseñador tenía un dominio sobre la confección y la capacidad de crear acabados perfectos sin la necesidad de hacer muchas pruebas. Coco Chanel también formó parte de los diseñadores que continuamente bordeaban el mundo del arte, pues se vinculó con personalidades como Picasso,
Cocteau, Stravinsky, Paul Reverdy, entre otros que elogiaban la mirada con la que creaba diseños que rayaban en la perfección de la simetría y el patronaje.
Incluso hoy, el diseñador que lleva la firma que dejó Chanel como legado, Karl Lagerfeld, fue el que afirmó que lo que conocemos como moda no es más que el inicio de una revolución artística que, en pleno siglo XXI, poco a poco se ha abierto paso a convertirse en una de las ramas del arte más fieles de todos los tiempos.
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